Como escritora novel comienzas a escribir una y otra vez,
día a día, contra viento y marea; hasta que finalmente tienes unas historia que
contar. A menudo digo, y no es cuento, que los mismos personajes se van
revelando y rebelando, en ocasiones a tus designios. No soy de las escritoras
que tienen la novela planificada sección por sección, palabra por palabra. No.
Tengo una idea somera de adonde quiero llegar pero por el camino me encuentro
a fulanito y a perencejo o algún otro personaje que me dice, sabes qué sería mas
interesante si yo hiciera esto o aquello.
Y no me hago de rogar.
Bien, experimento.
El oficio de escritor es experimentación, sentir, fluir. Y
mucho editar. Si me gusta, si me sorprende, si me enamora. Lo dejo estar.
Cuando empecé a escribir Toda una Lolita, mi última novela,
en realidad quería escribir otra con nuevos personajes que me sorprendieran que
me dieran otro vistazo del amor o la pasión. Pero dado que mis lectoras
quedaron prendadas tanto de la vivaracha Catalina como del serio Bruno Petroni me
dije, al diablo.
Me embarqué en la escritura de la historia de una jovencita
divertida, de risa fácil, corazón generoso que no sabe lo que quiere y de un
Bruno centrado.
Suena a cliché ¿cierto?
Aquí me río descaradamente porque me encanta los clichés. Pero
la pregunta es ¿puedo sorprenderte con un cliché? ¿puedo seducirte con un
cliché? Incluso ¿enamorarte?
Veremos.
Ufff... sufrí mil bloqueos a lo largo del año.
Pero al final lo logré, Toda una Lolita vio la luz en
Octubre del 2018 publicada en formato digital e Amazon y Kindle Unlimited.